La Biblia comienza con la historia de creación. La última obra de Dios en la historia de creación fue el establecimiento del jardín de Edén y la ubicación del hombre en el jardín. De allí Dios formó a la mujer del hombre para ser su compañero y su ayudante. En el jardín del edén Dios habría colocado dos árboles especiales, llamados el árbol de la ciencia del bien y del mal y el árbol de la vida; además, en este huerto, Dios habría colocado a Adán y Eva, para que vivieran. En este lugar, Dios le otorgaría al hombre todo aquello que necesitase para tener gozo, placer y armonía, de este modo no le faltaría nada.
Pero por otra parte mucho A.C. también existió El Jardín persa que se diseñó como una reflexión del paraíso en la tierra; la palabra propio "jardín" que viene de raíces persas.
El jardín persa nace cargado de un fuerte significado simbólico, la palabra que lo designa PAIRIDAEZA, significa en persa, recinto cerrado, jardín. La propia esencia de los pairidaeza es marcar un fuerte contraste con el mundo exterior, caracterizado por su clima incompatible. En radical contraste con el mundo exterior, los pairidaeza se convirtieron en universos impregnados de sensualidad, en los que el agua, los estanques y la vegetación embriagan, con colores, olores y sonidos en todos los sentidos. Es un mundo en el que reina la tranquilidad espiritual, el jardín recrea el paraíso en la tierra. El termino pairidaeza pasa al español como paraíso, que no utilizamos para referirnos a los jardines, sino que en un sentido trascendente y simbólico, lo empleamos para designar el divino jardín reservado para los elegidos en la eternidad, un universo espiritual perfecto.
El jardín persa refleja una forma particular de entender la vida y expresa una idea cosmológica del mundo: las cuatro moradas que forman el universo.
El jardín nace con carácter religioso y divino, como espacio diferenciado cerrado, que hay que buscar o alcanzar. No es de extrañar que estos jardines sustentaran el mito de Paraíso Terrenal y del Jardín del Edén, con los 4 ríos (Tigres, Éufrates, Guijón y Pisón) del paraíso bíblico reflejado en el charbagh. Sin duda a los habitantes de aquellas tierras debieron parecerles auténticos paraísos.
Pero por otra parte mucho A.C. también existió El Jardín persa que se diseñó como una reflexión del paraíso en la tierra; la palabra propio "jardín" que viene de raíces persas.
El jardín persa nace cargado de un fuerte significado simbólico, la palabra que lo designa PAIRIDAEZA, significa en persa, recinto cerrado, jardín. La propia esencia de los pairidaeza es marcar un fuerte contraste con el mundo exterior, caracterizado por su clima incompatible. En radical contraste con el mundo exterior, los pairidaeza se convirtieron en universos impregnados de sensualidad, en los que el agua, los estanques y la vegetación embriagan, con colores, olores y sonidos en todos los sentidos. Es un mundo en el que reina la tranquilidad espiritual, el jardín recrea el paraíso en la tierra. El termino pairidaeza pasa al español como paraíso, que no utilizamos para referirnos a los jardines, sino que en un sentido trascendente y simbólico, lo empleamos para designar el divino jardín reservado para los elegidos en la eternidad, un universo espiritual perfecto.
El jardín persa refleja una forma particular de entender la vida y expresa una idea cosmológica del mundo: las cuatro moradas que forman el universo.
El jardín nace con carácter religioso y divino, como espacio diferenciado cerrado, que hay que buscar o alcanzar. No es de extrañar que estos jardines sustentaran el mito de Paraíso Terrenal y del Jardín del Edén, con los 4 ríos (Tigres, Éufrates, Guijón y Pisón) del paraíso bíblico reflejado en el charbagh. Sin duda a los habitantes de aquellas tierras debieron parecerles auténticos paraísos.
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