La dinastía Sui (隋朝) (581-618) siguió a las Dinastías Meridionales y Septentrionales y precedió a la dinastía Tang en China. Acabó con alrededor de cuatro siglos de gobierno de jefes militares.
La dinastía Sui es a menudo comparada con la anterior dinastía Qin en cuanto a sus posesiones y a la crueldad de sus logros. El pronto colapso de la dinastía Sui ha sido atribuido a las tiránicas exigencias del gobierno sobre el pueblo, quienes soportaron el terrible agobio de los impuestos y la labor obligatoria. Estos recursos fueron agotados con la construcción del gran canal -un desafío de ingeniería monumental- y en el emprendimiento de otros proyectos de construcción, incluyendo la reconstrucción de la Gran Muralla China. Debilitada por costosos fracasos militares contra Corea a principios del siglo VII, la dinastía fue desintegrada a través de una combinación de revueltas populares, deslealtad y asesinatos.
Bodhisattva en arenisca de la dinastía Sui, Grutas de Tianlongshan, Shanxi, del siglo sexto.
El budismo fue algo que marcó la cultura de la Dinastía Sui. La dinastía se vio marcada por el cambio cultural y económico.
Wendi y el comienzo de la dinastía Sui
Wendi (r. 581-604), un antiguo general de la dinastía Zhou del Norte, consiguió grandes logros. Entre ellos estuvo la reestructuración del gobierno para simplificar la administración interna, una revisión del código penal y numerosos proyectos de obras públicas, incluyendo la creación de un complejo sistema de canales que unía los ríos Huanghe, Huai y Yangzi. Wendi fue también partidario del Budismo, y fomentó la difusión de esta religión por todos sus dominios.
Wendi se ocupó también de proteger las fronteras de su nuevo imperio. En el norte dominaban los yuezhi, una confederación de guerreros nómadas de ascendencia turca. Los yuezhi controlaban las estepas mongolas desde Manchuria hasta el borde del Imperio Bizantino en el oeste; internamente, sin embargo, la confederación estaba sufriendo una división entre dos grupos rivales, uno controlaba la mitad oeste del territorio yuezhi, y el otro controlaba la este. Wendi ofreció su apoyo a los yuezhi occidentales, y trabajó para socavar el poder y la autoridad del khan de los yuezhi orientales. Estas maquinaciones políticas, juntamente con el reforzamiento de la Gran Muralla y un incremento en el número de tropas que patrullaban las fronteras norte, también se creo el gran canal, redujo enormemente la amenaza de ataques de los yuezhi orientales. Simultáneamente, esta política permitió también la reapertura de las rutas comerciales occidentales, y de nuevo se desarrolló una próspera relación comercial con Asia Central y Occidental.
Las divisiones del imperio Sui bajo el mandato de Yangdi.
Yangdi (568-618), que en varios aspectos fue incluso más ambiciosos que su padre. Yangdi construyó una segunda capital en Luoyang, en el este, para complementar la construida por Wendi en Chang’an. Supervisó el retorno de las regiones del sur de China al Imperio, y la anexión del reino de Champa, en Vietnam. Sin embargo, fue la ambición de Yangdi (combinada con la mala gestión financiera) lo que finalmente provocó la pérdida del Imperio. Sus intentos de entrometerse en la política interna de sus vecinos nómadas provocaron un aislamiento de la facción yuezhi occidental, que perdieron el control de las ciudades-estado de la Cuenca del Tarim, antes bajo protección Sui.
En el año 612 Yangdi inició una serie de campañas para someter al reino coreano de Koguryo, que hasta entonces se había negado a pagar tributo. Unas inundaciones desastrosas agravaron el coste de estas campañas fallidas, tanto en recursos como en vidas humanas. Pocos años más tarde estalló una rebelión por todo el Imperio, y en el año 618 Yangdi fue asesinado por sus propios colaboradores.
Wendi (r. 581-604), un antiguo general de la dinastía Zhou del Norte, consiguió grandes logros. Entre ellos estuvo la reestructuración del gobierno para simplificar la administración interna, una revisión del código penal y numerosos proyectos de obras públicas, incluyendo la creación de un complejo sistema de canales que unía los ríos Huanghe, Huai y Yangzi. Wendi fue también partidario del Budismo, y fomentó la difusión de esta religión por todos sus dominios.
Wendi se ocupó también de proteger las fronteras de su nuevo imperio. En el norte dominaban los yuezhi, una confederación de guerreros nómadas de ascendencia turca. Los yuezhi controlaban las estepas mongolas desde Manchuria hasta el borde del Imperio Bizantino en el oeste; internamente, sin embargo, la confederación estaba sufriendo una división entre dos grupos rivales, uno controlaba la mitad oeste del territorio yuezhi, y el otro controlaba la este. Wendi ofreció su apoyo a los yuezhi occidentales, y trabajó para socavar el poder y la autoridad del khan de los yuezhi orientales. Estas maquinaciones políticas, juntamente con el reforzamiento de la Gran Muralla y un incremento en el número de tropas que patrullaban las fronteras norte, también se creo el gran canal, redujo enormemente la amenaza de ataques de los yuezhi orientales. Simultáneamente, esta política permitió también la reapertura de las rutas comerciales occidentales, y de nuevo se desarrolló una próspera relación comercial con Asia Central y Occidental.
Las divisiones del imperio Sui bajo el mandato de Yangdi.
Yangdi (568-618), que en varios aspectos fue incluso más ambiciosos que su padre. Yangdi construyó una segunda capital en Luoyang, en el este, para complementar la construida por Wendi en Chang’an. Supervisó el retorno de las regiones del sur de China al Imperio, y la anexión del reino de Champa, en Vietnam. Sin embargo, fue la ambición de Yangdi (combinada con la mala gestión financiera) lo que finalmente provocó la pérdida del Imperio. Sus intentos de entrometerse en la política interna de sus vecinos nómadas provocaron un aislamiento de la facción yuezhi occidental, que perdieron el control de las ciudades-estado de la Cuenca del Tarim, antes bajo protección Sui.
En el año 612 Yangdi inició una serie de campañas para someter al reino coreano de Koguryo, que hasta entonces se había negado a pagar tributo. Unas inundaciones desastrosas agravaron el coste de estas campañas fallidas, tanto en recursos como en vidas humanas. Pocos años más tarde estalló una rebelión por todo el Imperio, y en el año 618 Yangdi fue asesinado por sus propios colaboradores.
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