jueves, 23 de agosto de 2012

LA TORRE DE BABEL Y EL ZIGURAT



La Torre de Babel, era un zigurat, una torre escalonada con hasta siete plataformas que reducen en tamaño con la altura, dentro del templo mesopotámico que formaba parte de un obscuro religioso de la ciudad de Babilonia. Y habría sido edificada para cumplir con la pretensión divina de rendir un elevado número de cultos a los despiadados dioses mesopotámicos. Estas torres a veces fueron engalanadas con motivos vegetales o pintadas, tal vez porque su construcción podía asegurar la fertilidad de las tierras. Los zigurat eran sólo una parte de estos templos, que solían constar además de un recinto sagrado para el dios y su familia, una cámara sagrada, un patio y una amplia serie de habitaciones, almacenes, archivos y viviendas.

La torre de Babel, sé infundía en el zigurat del templo principal de la ciudad de Babilonia, dedicado al dios protector de la ciudad, Marduk. Ambas obras eran formalmente parecidas, pese a que la primera, la torre de Babel, solo existiera en la descripción bíblica. Del zigurat de Babilonia, solo se conservan las trazas de los cimientos. En ambos argumentos, son obras casi imaginarias, .El zigurat del templo de Marduk, edificado en el siglo VII aC, cumplía la función de todo zigurat. Una pirámide escalonada que formaba parte de un recinto sagrado, se basaba en un prototipo, el zigurat del templo del dios de la luna de la ciudad de, concebido y construido hacia el 2100 aC.

La ocupación del zigurat no está despejada, no era una tumba, como las pirámides escalonadas egipcias, ni un edificio astronómico, como las pirámides mayas, posiblemente, fueran altísimas bases, de una capilla principal en la que se hallaba la estatua de culto. La razón de ser del zigurat consistía en soportar la morada de la divinidad, lo más alejada de la tierra. La divinidad, que descendía hacia el mundo de los humanos, no podía tocar tierra, pues en este caso se convertía en un ser mortal, perdiendo su condición divina. Su morada, en la que el espíritu divino se recogía cuando animada la estatua de culto, evitaba descender demasiado. De este modo, el zigurat simbolizaba la diferencia sustancial entre los mortales y los inmortales. Éstos no podrían estar entre los humanos. A fin de que siguieran siendo inmortales, era necesario que ser recogiera en moradas celestiales, a las que ningún humano, salvo determinados sacerdotes y los monarcas, tenían acceso. El zigurat expresaba la sumisión humana. Denotada su condición inferior. Gracias al zigurat, el humano se prosternaba ante la grandeza de la divinidad que vivía allí donde casi no alcanzaba la vista.

La torre de Babel, fue concedida de un significado muy distinto. Fue construida, al igual que el zigurat, por humanos. También se asemejaba a una montaña. Servía de enlace entre el cielo y la tierra. Se presentaba como una escalera celestial. Pero mientras el zigurat era una escalera descendente, solo usada por la divinidad cuando, accediendo a los ruegos de los humanos, decidía acercarse a éstos, la torre de Babel era una escalera por la que solo se subía, y quienes ascendían eran los hombres, deseosos de alcanzar a los dioses -a Yahvé- y de equipararse a éstos. Así, la torre de Babel era un signo de orgullo, no de sumisión; demostraba que los humanos tenían la sensación que entre el cielo y la tierra no existía ningún abismo, y que el espacio entre lo alto y lo bajo podría perfectamente surcarse.

¿CUÁL FUE EL DESTINO DE AMBAS? fue, sin embargo el mismo. Ambas cayeron, derribadas, en un caso por el tiempo, en otro por la divinidad furiosa por la arrogancia humana.

En Mesopotamia, los cataclismos, las guerras, los males y, en el caso de las ciudades y los edificios, su decadencia y su derrumbe, eran causados, indirectamente, por las divinidades que daban, de pronto, la espalda a los humanos y los abandonaban a causa de una falta que éstos, al menos el rey, habían cometido. Cuando una ciudad era asediada y tomada, cuando todos sus edificios eran incendiados y destruidos, se sabía que la suerte se había vuelto en contra de los habitantes. La falta que el rey había cometido se pagaba con el alejamiento de los dioses, que entregaban la ciudad a los enemigos, para que hicieran pagar las faltas a los ciudadanos. El zigurat de Babilonia y de la torre de Babel responde a razones distintas. El zigurat no fue levantado por unos humanos que se creyeron dioses. Pero sí fue arrasada por un acto de impiedad del rey que se creyó una divinidad. Ésta era una falta imperdonable. Los humanos, en toda la historia mesopotámica, siempre se vieron a sí mismos, como unas criaturas de barro, que podían ser disueltos si cometían la menor falta. Igualarse con los dioses era una afrenta que se pagaba con la muerte y la destrucción de la ciudad. Igualarse con los dioses conllevaba la lógica destrucción del zigurat. Es probable, que el contraste entre zigurat y torre babélica, no hubiera sido tanto, o no hubiera existido. De alguna manera, se trataba de una edificación que se apoyaba en la tierra y se alzaba hacia el cielo, disputaba la perfecta estructura jerárquica que mediaba entre los dioses y los humanos.

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